Peripecias

Un juez mete en la cárcel a un rapero rabioso y lo enaltece como mártir de la libertad. ARCO retira un cuadro que llama «presos políticos» a unos presuntos delincuentes y le regala al autor un precio que la obra no vale.

Un alcalde consigue que otro juez secuestre un libro por decir lo que todo el mundo sabe en Galicia y coloca al autor en el número 1 de Amazon

La izquierda Candy Candy pretende timonear nuestras vidas. Nos toman por críos. Clic para tuitear

El titular de esta entrada se oye mucho en estos días mezquinos. Es un tiempo de donde dije digo, digo Diego, por si las moscas, que las hay por enjambres, dado el albañal en que chapoteamos. Va de citas indebidas, pero no de las de First Dates. No son minoría los que han empuñado sentencias de insignes cadáveres para justificar acciones u omisiones en lo de Cataluña.

Los periodistas actuales son huérfanos del rigor y bastardos de la propaganda Clic para tuitear

Aún se te quedan los píxeles pegados en los dedos de lo fresquita que está Capítulo 1, una flamante revista digital a disposición de quienes nos dedicamos a escribir, aunque no vivamos de ello, pero sí para ello (o casi, que tampoco hay que dramatizar ni ponerse talibán ni júligan, que hasta aquí los hay). 

Porque escribir es una aventura (¿qué os voy a contar?), nace Capítulo 1 Clic para tuitear

Una roussoniana recomienda en Twitter que ante el atentado islamista de Barcelona leamos Las cruzadas vistas por los árabes. Y un cruzado le responde que a ver si puede parar la furgoneta de un terrorista tirándole el libro de Amin Maalouf.

¡Ni un solo tuit, ni un retuit, en setenta y dos horas! Daba asco Clic para tuitear

A ella la califico de «roussoniana» porque me atrevo a decir que padece ese neocolonialismo empático de los apologistas occidentales del buen salvaje. Aunque sea un salvaje barbudo y circuncidado cargado con una mochila-bomba.

Estas líneas van de uno de los mayores best-seller de la Historia: la Biblia. Y de su autor, que tuvo, como cualquier superventas poco escrupuloso, sus correspondientes negros: los evangelistas. Por muy descreído que uno sea, cualquier catálogo mitológico, y eso incluye los Testamentos, es una fuente inexcusable de inspiración artística.

Vale que Cervantes sea Dios, pero feminista no me parece. Clic para tuitear