Midas, rey de Frigia y devoto de Dioniso, rescató a Sileno de un coma etílico y lo devolvió al tíaso. Baco le quedó muy agradecido por el respeto hacia su mentor. En consecuencia, e igual que el genio de la lámpara de Aladino, el dios le dijo al rey que podía pedirle un deseo. Y, lo que es mejor, que le sería concedido…

Como decía mi primer jefe, el sagaz Emiliano Aláiz, los periodistas tenemos que comer mucho langostino para llevar garbanzos a casa. Clic para tuitear