¡Ah, no!, que la otra vez no fueron cascos romanos, sino griegos. Pues empezamos bien… ¡Y seguimos peor!, porque voy a llevarle la contraria a Obélix: «¡Estos romanos están locos!». Pues no, y lo digo así, a pecho descubierto, sin poción de Panoramix ni nada. ¿Quién dijo miedo? Porque los romanos, en todo caso, eran como el del chiste: «Locos, sí, pero tontos, no».
Si algo caracteriza a las legiones, es la adaptación de la panoplia de sus enemigos. Esta vez nos fijaremos en el casco. Clic para tuitear