noviembre 2019

¡Ah, no!, que la otra vez no fueron cascos romanos, sino griegos. Pues empezamos bien… ¡Y seguimos peor!, porque voy a llevarle la contraria a Obélix: «¡Estos romanos están locos!». Pues no, y lo digo así, a pecho descubierto, sin poción de Panoramix ni nada. ¿Quién dijo miedo? Porque los romanos, en todo caso, eran como el del chiste: «Locos, sí, pero tontos, no».

Si algo caracteriza a las legiones, es la adaptación de la panoplia de sus enemigos. Esta vez nos fijaremos en el casco. Clic para tuitear

«Hablamos con nuestro colaborador José Juan Picos para conocer mejor al creador de la sección Turistas con Puñetas. Conversamos con el autor de estas semblanzas de viajeros históricos sobre su trayectoria profesional y para que nos hable de su último libro, el entretenido ensayo Brexit con puñetas. Ingleses por España en tiempos de Maricastaña».

Los primeros turistas ingleses cayeron sobre España como caminantes blancos. ¡Pobre Carlos III! Clic para tuitear

El Cáucaso fue el escenario de un episodio esencial de la mitología griega, el castigo de Prometeo tras entregar el fuego divino a los mortales. No siempre se cuenta que, además, les enseñó a jugar al trile con los bocados más sabrosos de los sacrificios a los dioses. Poca broma con eso.

Zeus castigó a Prometeo por ladrón olímpico y trilero titánico Clic para tuitear

Antes de la Gran Reclusión, los bares eran nuestra segunda casa, una afirmación que se queda corta. Porque hubo un tiempo en que tuvimos tres: la vivienda habitual, el bar y nuestro colegio electoral. Llegué a perder la cuenta de los domingos de votación que nos cayeron encima. 

«De todas las criaturas con vida e inteligencia, las mujeres somos las más infortunadas», se lamenta Medea. Clic para tuitear