octubre 2019

¿De dónde viene la manoseada palabra «sibarita»? Pues viene de Síbaris, una de las ciudades más importantes de la Magna Grecia. Así llamaron los romanos a una reunión de colonias griegas en el sur de Italia y en Sicilia que ya eran prósperas cuando Rómulo mandaba sobre una partida de forajidos.

Los sibaritas, de tan quisquillosos, llegaron a prohibir el yunque de los crucigramas Clic para tuitear

Hesíodo, el genealogista de los dioses, crea el mito de las edades en sus Trabajos y días. De mejor a peor, son cinco: de Oro, de Plata y de Bronce, la Heroica y la Edad de Hierro. La última es la de Hesíodo. El poeta lamenta no haber nacido antes o después. 

Los pirómanos de Barcelona son los niños de mamá de la Edad de Plata de Hesíodo. Clic para tuitear

Carmen Molist es una librera querida y respetada entre los lectores de La Coruña. Tiene un lema: «Es un buen libro aquel que se abre con expectación y se cierra con provecho». Supongo que la lectura de mi novela picaresca El viento de mis velas (Peripecias de un empedernido bebedor de café) le fue provechosa. Porque esto opinó de ella en su blog Los libros de Molist el 23 de octubre de 2013: 

«Interesante, amena, bonita, fiel a la historia y muy bien escrita» Clic para tuitear

Va para siete años de la publicación de mi primera novela en papel. Los hará en diciembre. Hoy sobrevive, y con buenas críticas, en formato electrónico en Amazon: El viento de mis velas. Peripecias de un empedernido bebedor de café. Un año después de su presentación, el 8 de diciembre de 2014, la bloguera literaria Thelma García le hizo la siguiente reseña en su bitácora. La reproduzco literalmente a continuación.

«Amo el café porque me mantiene despierto y se lo orino a la Muerte en la cara», Yago Valtrueno Clic para tuitear

Dados su valor, propiedades y antigüedad, el azafrán no podía faltar en los mitos griegos. En una entrada anterior, cuyo enlace te dejo aquí, supimos por qué Linneo bautizó a tan exquisita especia como Crocus sativus. Aquel romance homosexual entre un dios y un efebo tuvo su versión heterosexual. Eliminamos de la leyenda azafranera al astuto Hermes, añadimos a la ninfa Esmílace, mantenemos al hermoso Croco y listo. Eso sí, el final del desdichado mozo es el mismo.

Las ninfas eran más peligrosas que una sopa de anzuelos. Pregúntale a la flor del azafrán... Clic para tuitear

Con mayor o menor intensidad epifánica, el mito se manifiesta en nuestras rutinas como el rescoldo de lo sagrado bajo la ceniza de los días. Hoy hablaré, para empezar, de las apariciones cotidianas del caprichoso Baco. Pero también traeré a Procusto, a la sibila y a Medea. Dioniso está muy lejos de ser el dios borracho y libidinoso del tópico; el hijo de Sémele muere y renace con dolor y baja a los infiernos en busca de su madre. Menuda veta para el psicoanálisis. 

Esta semana, una bacante ha paseado la cabeza de un hombre por un plató Clic para tuitear