«¡Viva el vino y las mujeres!» es de Manolo Escobar, no de Homero, pero nos sirve como introducción al cincuenta por ciento. De la otra mitad, la vida de las mujeres griegas, hay que decir que fue muy perra. A todas las mantuvieron en casa y con la pata quebrá durante siglos, bien enclaustradas en el gineceo. Safo de Lesbos, Aspasia de Mileto, Friné de Tespias o Gorgo de Esparta son excepciones que confirman la regla.
Mujeres encerradas y sometidas y vino aguado, ¿esa era la Grecia civilizada? Clic para tuitear